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El Camino Bíblico - 1 de Octa

 

Introducción al Libro de Mateo

Matthew 1

En la lectura de hoy:

La Deidad de Cristo; Juan el Bautista; el Cordero de Dios; Su primer milagro en Caná; la purificación del templo; el hombre Nicodemo

«El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María Su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo» (Mateo 1:18).

«Vinieron del oriente a Jerusalén unos magos» (hombres sabios) guiados por «Su estrella», pueden haber venido de Babilonia, y averiguaron y preguntaron: «¿Dónde está el Rey de los judíos, que ha nacido? Porque Su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle» (2:1-2). Es probable que estos hombres habían estudiado las profecías de Daniel quien, durante el cautiverio, dio una explicación bien detallada de los números de años que pasarían para que llegase el nacimiento del Mesías (Daniel 9:25-26).

Puede que les haya tomado a los magos un largo tiempo después del nacimiento de Cristo para llegar a Belén, pues leemos: «Y al entrar en la casa, vieron al Niño con Su madre María, y postrándose, lo adoraron» (Mateo 2:11). El encontrar al Rey que había sido profetizado «en la casa» como «un Niño» en vez de un bebito en un pesebre indica que muchos meses habían pasado desde el nacimiento de Jesús en aquel pesebre de Belén.

Los «magos» (hombres sabios) dijeron: «venimos a adorarle» (2:2). Su adoración incluyó tres clases de regalos (2:11). Primeramente, ellos ofrecieron «oro», el mejor regalo para el «Rey de reyes, y Señor de señores» (I de Timoteo 6:15). Entonces, ellos ofrecieron «incienso», un perfume de dulce olor usado en el altar del incienso en el templo, simbólico de nuestras oraciones que suben a Dios. El mejor regalo para un sacerdote, pues este Rey sería también nuestro «Sumo Sacerdote» (Hebreos 4:14), «el que también intercede por nosotros» delante de Dios (Romanos 8:34). Ellos también ofrecieron «mirra», la cual significaba que Jesús estaba destinado a morir; la mirra era usada muchas veces como especie durante los entierros (Juan 19:39).

En la providencia de Dios, sus regalos también proveyeron los recursos adecuados para el viaje de José y María y su estancia en Egipto, donde se quedaron «hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a Mi Hijo» (Mateo 2:15; Hosea 11:1). Entonces ellos volvieron y «(habitaron) en la ciudad que se llama Nazaret» (donde Jesús vivió hasta que Él tenía unos 30 años de edad) (Mateo 2:23).

Pensamiento para hoy:

El amor genuino se expresa cuando estamos dispuestos a darle al Señor nuestro tiempo y nuestros diezmos.

Versículo de la semana para aprender de memoria: Juan 1:13