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El Camino Bíblico - 21 de Octa

 

Lea Luke 2

En la lectura de hoy:

El nacimiento de Jesús; la adoración de los pastores; las profecías de Simeón y Ana; Jesús en el templo; Juan el Bautista; el bautismo de Jesús y Su genealogía

La Pascua trajo a José y María a Jerusalén cada año. Cuando Jesús cumplió 12 años de edad, José y María estaban ocupados en la preparación para volver a su casa después de la fiesta, «(y) pensando que (Jesús) estaba entre la compañía (el grupo), anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y los conocidos; pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole. Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles» (Lucas 2:44-46).

Después de encontrarlo en el templo, María le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia» (2:48). Jesús calmadamente le explicó a María y a José (no Su padre biológica) Su razón por haber estado en el templo, diciéndoles: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de Mi Padre Me es necesario estar?» (2:49). Jesús les dejó saber bien claro quien era Su Padre Real. La devoción a los intereses de Su Padre Celestial le llevó al templo; pero Su sumisión a la voluntad de Su Padre también le causó volver otra vez a Nazaret donde «estaba sujeto (obediente) a ellos » (2:51).

En esta era de rebelión, muchos jóvenes no son disciplinados para estar sumisos a sus padres o a ninguna otra persona. El honrar y el obedecer a la autoridad de los padres que ha sido ordenada por Dios « . . . es el primer mandamiento con promesa» (Efesios 6:2). Los padres que viven en sumisión a Dios tienen una gran responsabilidad para con sus hijos de enseñarles todo lo espiritual — especialmente por medio de sus propios ejemplos personales, sus devocionales diarios, y por la asistencia regular a una iglesia que enseña la Biblia. Son dignos de lástima los padres que se rebelan contra las restricciones que se les pone en el trabajo, en la iglesia, o en la comunidad. Tales personas pueden aun pensar que ellos tienen el derecho de vivir independientes de la autoridad ordenada por Dios, pero ellos sí esperan que sus hijos sean obedientes a las autoridades.

«Sométase toda persona a las autoridades (y gobiernos) superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos» (Romanos 13:1-2).

Pensamiento para hoy:

La certeza de que toda la Palabra de Dios se cumplirá es el fundamento de nuestra fe cristiana.

Versículo de la semana para aprender de memoria: Mateo 7:3