Nada Fue En Vano.
David vio a todo un pueblo atemorizado por la voz del gigante Goliat; un pueblo ungido para la lucha, un pueblo al que Dios apoyaba en las guerras. El joven David se lleno de fe y preguntó a unos y a otros: “¿qué daría el Rey al que venciera al gigante?”, La mayoría de los soldados al verlo joven, de buen porte lo menospreciaban, hasta el mismo Rey lo hizo.
Dice la palabra en el libro de Samuel capitulo 17 que luego de varios debates entre Saúl y David sucedió que:
“38 Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un
casco de bronce, y le armó de coraza.
39 Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar,
porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo
andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas
cosas.”
Cuando enfrentemos luchas seguramente buscaremos vencer para obtener aquello que nos dará el Rey, y es muy lógico que busquemos consejo en nuestras autoridades espirituales, o en personas que son mayores en el camino de Cristo que nosotros, es muy probable que nuestros hermanos nos lo den, y creamos que aquellas “armas” que usaron nos serviría para nuestra situación, sin embargo aquí vemos que David no pudo caminar con la armadura de Saúl, Dios tiene un plan y una relación personal con cada uno de sus hijos, conmigo, con aquel, ese plan incluye un proceso de desafíos y retos, el secreto está en que no vencerás con las armas y los métodos de otros, sino que todo aquello que pasaste, los leones que venciste y los osos que le destrozaste el cuello (las pruebas más difíciles, las noches sin dormir) te dieron las armas suficientes para salir victorioso, tu historia fue usada por Dios con un propósito, nada fue en vano.
Tu experiencia, tu historia, te autorizan a luchar y vencer en el nombre de Jesús, tu fe, tu intimidad y comunión con Dios son las armas que te permiten pasar constantemente de nivel pisando la cabeza a gigantes, Atrévete a mirarte como un vencedor, la sangre de Cristo
te sustenta.
Nadia Sandez,
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