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Encuentro con Jesús - 9 de Enero, 2012

 

Enero 9 

Jesucristo: Nuestro amigo incondicional

Mateo 26.47-50

He aconsejado a muchas personas que dicen que no son dignas del amor de Dios. De todos los pasajes que podría señalar para describir el amor del Señor, pienso que el de hoy es el que muestra mejor la amistad incondicional que Él brinda a quienes le siguen.

Mientras Jesús oraba en el huerto de Getsemaní la noche antes de su crucifixión, Judas Iscariote se acercó a Él con un grupo de hombres. El traidor se adelantó y besó al Señor en la mejilla. ¿Cuál fue la respuesta de Jesús? Según otro discípulo, Mateo, el Señor llamó “amigo” a Judas” (Mt 26.50).

Judas contaba con que el Señor Jesús establecería su reino en la Tierra, y que expulsaría de Israel a los romanos; ¡cualquiera capaz de aplacar una tormenta en el mar, podría acabar fácilmente con un gobierno opresor! Pero el interés de Judas en Jesús era más personal y político que espiritual. De hecho, Juan escribe que Judas robaba dinero de la bolsa (12.6). Hoy, el nombre de Judas es sinónimo de quienes traicionan a otros por provecho personal.

A pesar de la codicia, la ambición ciega y la traición de Judas, Jesús nunca dejó de amarlo; siguió usando la palabra “amigo” para dirigirse a quien había sido su discípulo. El Señor no le pone condiciones a su amor, ni rechaza a las personas que no cumplen con ciertas normas. Él simplemente nos ama en la condición que estemos.

Una persona no puede ganarse el amor y la amistad de Cristo. Él toma la iniciativa, nos busca, y tiene compañerismo con quienes lo desean. No somos dignos de ello, pero tenemos el privilegio de vivir en su amor, en todo caso. En el Señor hallamos un amigo más unido que un hermano (Pr 18.24).

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