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El Camino Bíblico - 15 de Enero

 

Lea Genesis 43

En la lectura de hoy:

Los hijos de Jacob vuelven a Egipto para comprar más comida; Judá se ofrece para tomar el lugar de Benjamín; José se revela a sus hermanos

Por razón de la gran hambre que había, Jacob fue forzado a mandar a sus hijos a Egipto a comprar comida. Mientras que el segundo en autoridad sobre Egipto les hablaba por medio de un intérprete, ellos no se dieron cuenta de que era su hermano José, a quien habían vendido como esclavo 20 años atrás.

Después de preguntarle sobre su familia, José los metió en la prisión por tres días (Génesis 42:17). Durante su estancia en la prisión, ellos se recordaron cómo su hermano menor les rogaba que no lo vendiesen a los ismaelitas mercaderes en sus viajes a Egipto. Pero ahora, en una prisión en Egipto, ellos humildemente confesaban el hecho horrible y cruel que habían cometido: «Y decían el uno al otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia» (42:21).

Cuando los hermanos de José volvieron a su casa sin Simeón, le dijeron a Jacob que el gobernador mandó a que llevaran a Benjamín, su hijo más joven a Egipto, si querían comprar comida otra vez. Jacob estaba muy angustiado, y dijo: «No descenderá mi hijo con vosotros . . . » (42:38). Sin embargo, al ver que la escasez continuaba, Jacob no tuvo otra opción que dejar que Benjamín descendiera con sus hermanos a Egipto.

José mandó que sus hermanos fuesen llevados a su casa. Imagine su asombro cuando él les dijo, en el idioma hebreo: «Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto» (45:4). Para más asombro, José les dijo amorosamente: «Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros» (45:5).

Por muchos años, los hermanos de José habían engañado a su padre y habían escapado toda la responsabilidad por su cruel pecado contra José. Pero ahora eran forzados a enfrentarse a su hermano. José les explicó de esta forma: ustedes me vendieron, pero Dios me envió. Aunque Dios había usado sus maldades para cumplir Su voluntad, eso no disminuyó la culpabilidad de ellos. Pero, no importa lo cruel que alguien haya sido, cueste lo que cueste, « . . . si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas» (Mateo 6:14-15).

Pensamiento para hoy:

No espere que las dificultades pasen para alabar a Dios.

Lectura opcional: Mateo 15

Versículo de la semana para aprender de memoria:

Deuteronomio 4:2