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El Camino Bíblico - 1 de Febrero

 

Lea Leviticus 4

En la lectura de hoy:

La ofrenda por el pecado; la ofrenda de restitución; más instrucciones sobre el holocausto, la oblación a Jehová, y el sacrificio expiatorio

La ofrenda del nuevo grano también se traduce como la ofrenda de trigo o la ley de la ofrenda. Se podía traer junta con la ofrenda del holocausto o el sacrificio de comunión; pero nunca se podía traer junta con el sacrificio por el pecado o la ofrenda de expiación (prevaricación) y restitución (por la culpa). «Esta es la ley de la ofrenda: La ofrecerán los hijos de Aarón delante de Jehová ante el altar. . . . (Sin) levadura se comerá en lugar santo; en el atrio del tabernáculo de reunión lo comerán. No se cocerá con levadura . . . es cosa santísima, como el sacrificio por el pecado, y como el sacrificio por la culpa» (Levítico 6:14-17).

La palabra en hebreo para la ofrenda de «oblación a Jehová» es la palabra «minchah», «un regalo» dado de una persona inferior a otra persona superior, a veces con el sentido de tributo pagado por un campesino a un rey. La porción para el Señor era holocausto quemado en el altar, y significaba que el oferente estaba ahora en una correcta relación con el Altísimo Dios.

La flor de harina le recordaba al pueblo que Dios les había dado su comida, y que ahora ellos le debían a Dios sus vidas. Comúnmente el grano era molido y hecho un polvo de harina fino, el cual a veces se mezclaba con el aceite y con el incienso, y siempre con sal, entonces cocido. El incienso puro, se quemaba con el holocausto, y daba un olor suave y grato a Jehová, y simboliza que las oraciones y peticiones intercesoras de todas las personas que están en pacto de relación con Dios son satisfactorias y de grato olor a Él.

Mientras que el holocausto representaba una consagración (dedicación) de uno mismo a Dios, la oblación representaba una consagración del servicio. Ello también ilustraba la vida de Cristo, el Salvador Impecable, que se despojó de Su gloria como el Dios de la creación para ser molido como un grano de trigo por la piedra del molino de la humillación. «Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados» (Isaías 53:5). Él sobrellevó los azotes y el profundo sufrimiento, se burlaban de Él cuando le pusieron la corona de espinas, y finalmente murió sobre una cruz para perdonar los pecados de todo el mundo, pero ese perdón se aplica solamente a todos los pecadores arrepentidos que le reciben como Salvador y Señor.

La expiación que Jesucristo hizo le da al pecador la seguridad para recibir los beneficios del perdón de los pecados y la paz y la comunión con Él. «(El) Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos» (Mateo 20:28).

Pensamiento para hoy:

La lealtad y el ser digno de confianza son muchos más valiosos que las habilidades extraordinarias.

Lectura opcional: Marcos 5

Versículo de la semana para aprender de memoria: Oseas 4:6