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El Camino Bíblico - 3 de Febrero

 

Lea Leviticus 9

En la lectura de hoy:

Los primeros sacrificios de Aarón; la ofrenda y la reconciliación por el pueblo; el pecado y la muerte de Nadab y Abiú; restricciones para el sacerdocio

El «sacrificio de expiación y restitución» (Levítico 5:6-7) eran ofrendas mandatorias y eran los dos primeros sacrificios presentados. Eran requerimientos para restaurar la relación quebrantada entre Dios y el pecador. «Y dijo Moisés a Aarón . . . haz tu expiación y tu holocausto, y haz la reconciliación por ti y por el pueblo» (9:7).

«Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguna persona pecare por yerro en alguno de los mandamientos de Jehová sobre cosas que no se han de hacer, e hiciere alguna de ellas; si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo, ofrecerá a Jehová, por su pecado que habrá cometido, un becerro sin defecto para expiación. Traerá el becerro a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová, y pondrá su mano sobre la cabeza del becerro, y lo degollará delante de Jehová» (4:1-4). Esto también sirvió como un recordatorio que el animal inocente muere en lugar del pecador. El cuerpo del animal fue entonces llevado afuera del campamento y quemado.

Las Santas Escrituras nos enseñan que la ignorancia no es una excusa para dejar de obedecer las leyes de Dios (Romanos 2:12-16). La desobediencia a la voluntad de Dios es un pecado y cada pecador debe de arrepentirse y hacer expiación por medio de Jesucristo.

Ningún animal puede ser un sustituto absoluto por el pecador, pero pudo (antes de la crucifixión de Cristo) proveer una cobertura temporánea por el pecado. Cristo es nuestra única ofrenda por el pecado. « . . . Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la Ley» (Gálatas 4:4); Jesucristo murió en el lugar del pecador y por los pecados de toda la humanidad. «Al (Cristo) que no conoció pecado, por nosotros (Dios) lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él» (II de Corintios 5:21).

Cristo también es nuestra ofrenda de restitución. «Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con Él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz» (Colosenses 2:13-14), y así todos los creyentes han « . . . escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo» (II de Pedro 2:20).

Pensamiento para hoy:

Nos defraudamos a nosotros mismos cuando le damos al Señor menos que lo mejor que tenemos.

Lectura opcional: Marcos 7

Versículo de la semana para aprender de memoria: Oseas 4:6