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El Camino Bíblico - 20 de Febrero

 

Numbers 7

En la lectura de hoy:

Las ofrendas de los príncipes de las tribus para la dedicación del tabernáculo

«Aconteció que cuando Moisés hubo acabado de levantar el tabernáculo, y lo hubo ungido y santificado, con todos sus utensilios, y asimismo ungido y santificado el altar y todos sus utensilios, entonces los príncipes de Israel, los jefes de las casas de sus padres, los cuales eran los príncipes de las tribus, que estaban sobre los contados, ofrecieron; y trajeron sus ofrendas delante de Jehová, seis carros cubiertos y doce bueyes; por cada dos príncipes un carro, y cada uno un buey, y los ofrecieron delante del tabernáculo. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Tómalos de ellos, y serán para el servicio del tabernáculo de reunión; y los darás a los levitas, a cada uno conforme a su ministerio» (Números 7:1-5).

Estas ofrendas no fueron divididas igualmente entre los levitas. La familia de Gersón recibió dos carros y cuatro bueyes por sus deberes (ver 4:25-26; 7:7). La familia de Merari, que tenía una carga bien dura para rendir (4:31-32; 7:8), recibió cuatro carros y ocho bueyes. Pero los hijos de Coat no recibieron ofrendas. Ellos eran los que llevaban los muebles del tabernáculo: «Pero (Moisés) a los hijos de Coat no les dio, porque llevaban sobre sí en los hombros el servicio del santuario», incluyendo el candelero de oro puro, la mesa de la Presencia, el altar de incienso, la fuente de bronce, el altar de bronce, el propiciatorio, y el arca del pacto del Señor. Todos estos eran simbólicos de Jesucristo (4:1-5; 3:31; 7:9).

Aunque todas las ofrendas eran idénticas, cada príncipe de familia era reconocido por su ofrenda. De este ejemplo podemos aprender que cada ofrenda y obra del Señor es recordada fielmente por Dios. El monte Sinaí es a veces asociado con la severidad de la Ley. Pero el tabernáculo que fue edificado en aquel entonces, ilustra el amoroso cuidado que Dios tiene para comunicarse y llevar un compañerismo con Su pueblo, y así dirigirlos por la vida. Todos los príncipes de familia demostraron su gratitud por medio de sus generosas ofrendas y oblaciones de buena voluntad. Todos respondieron igualmente a la necesidad que tenían.

El saber dar siempre beneficia al dador. Sus ofrendas misioneras pueden quitar cargas, proveer gozo, contestar oraciones, y salvar almas de un infierno eterno. Dios nos ha dicho: «Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir» (Lucas 6:38).

Pensamiento para hoy:

Cuando enfocamos nuestros pensamientos en agradar a Dios, y no a nosotros mismos, entonces es que nos gozamos de la paz mental.

Lectura opcional: Lucas 2

Versículo de la semana para aprender de memoria: Efesios 3:18