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El Camino Bíblico - 13 de Marzo

 

Joshua 1

En la lectura de hoy:

Dios le habla a Josué; los espías mandados a Jericó; ellos le hacen una promesa a Rahab; Israel cruza el Río Jordán

Josué fue nacido en la esclavitud de Egipto. Mientras que la mayoría estaba murmurando y buscándole faltas a Moisés durante sus pruebas en el desierto, Josué llegó a ser un fiel compañero de trabajo para Moisés.

El primer encuentro de Israel con los cananeos en la tierra prometida fue en la poderosa ciudad de Jericó y sus murallas. El pueblo de Jericó había oído « . . . que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos . . . a los cuales habéis destruido» (Josué 2:10). Rahab se arrepintió de sus dioses falsos, dejó atrás su vida de prostituta, y llegó a confiar en la misericordia del Único Dios Verdadero. No fue un accidente que los espías vinieron a su casa para traer la protección de Dios sobre ella y su familia. Ella les dijo a los espías: «Sé que Jehová os ha dado esta tierra . . . porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra» (2:9,11).

Por su fe en el Señor, Rahab llegó a estar en la ascendencia del Rey David y en el linaje Mesiánico de Jesucristo (Mateo 1:5; Lucas 3:32), y también ella está en la lista de los muchos héroes de la fe (Hebreos 11:31).

Moisés dejó su vida en el palacio y su posible derecho a ser el Faraón de Egipto, «escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios» (11:25-26). Josué se mantuvo fiel a Dios aun cuando la mayoría de su pueblo lo había amenazado a muerte (Números 14:6-10). Una prostituta, Rahab, dejó atrás su pecado y rinde su vida para agradar al Señor. Estos tres personajes abandonaron al mundo y a sus placeres y vinieron a ser disponibles a Dios para cumplir Su voluntad por medio de ellos.

Todos nosotros nos hemos enfrentado, o nos enfrentaremos, a tener que elegir así como lo tuvo que hacer Moisés, Josué y Rahab. No queremos ser como la mayoría, pero: « . . . despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante» (Hebreos 12:1).

Pensamiento para hoy:

Casi todos nosotros pasaremos a la eternidad con metas incompletas; pero si el trabajo de nuestras vidas es de Dios, seguirá bendiciendo a otros.

Lectura opcional: Juan 4

Versículo de la semana para aprender de memoria: Filipenses 2:14