Crosswalk.com

El Camino Bíblico - 16 de Abril


2 Samuel 15

En la lectura de hoy:

Absalón gana el aprecio de los líderes nacionales; él guía una rebelión y derriba a David; David huye por miedo a su hijo; Absalón entra a Jerusalén

Después que Absalón había pasado tres años en el exilio (II de Samuel 13:34-38), Joab, comandante y jefe del ejército de David, inició un plan bien listo que persuadió a David en traer a Absalón otra vez a su casa.

Como dos años después de haber llegado Absalón del exilio (14:28), con una actitud arrogante, sin vergüenza, y provocante, él exigió que Joab arreglase una reunión para ver al rey. David pronto perdonó a Absalón, pero él empezó un ambicioso y engañador proyecto para quitarle el trono a su padre: «Aconteció después de esto, que Absalón se hizo de carros y caballos, y cincuenta hombres que corriesen delante de él. Y se levantaba Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino junto a la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel. Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te oiga de parte del rey. Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia!» (15:1-4).

Pronto las chocantes noticias llegaron a David que « . . . el corazón de todo Israel se va tras Absalón» (15:13). Durante este tiempo, él (David) no había tenido pensamientos de lástima por sí mismo, ni de rencor, ni de venganza. David estaba seguro que su vida y el destino de Jerusalén estaba en el control soberano de Dios.

Nos entristecemos cuando leemos que David, el rey anciano y quebrantado de corazón, dejó la ciudad de Jerusalén corriendo y descalzo; bajó por los vados del arroyo de Kidrón y subió la cuesta del monte de los Olivos, llorando y huyendo por miedo de su querido hijo.

Después de saber que había sido traicionado por su mejor consejero, David se encomendó a Dios y oró: « . . . Entorpece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel» (15:31). Entonces, él mandó a Husai arquita, su amigo de vida, (15:37; I de Crónicas 27:33), para ir a Jerusalén con instrucciones para llegar a ser el consejero de Absalón, y así poder contradecir el consejo de Ahitofel (II de Samuel 15:33-35).

A veces Dios usa aun los hombres malvados para corregir a los que Dios ama. Mucho después, David le confesó a Dios: «Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; mas ahora guardo Tu Palabra» (Salmo 119:67).

Pensamiento para hoy:

Al contrario de los aceptados principios inmorales del mundo, la Palabra de Dios revela toda la vileza del pecado.

Lectura opcional: Hechos 17

Versículo de la semana para aprender de memoria: Juan 11:26