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El Camino Bíblico - 12 de Mayo


1 Chronicles 3

En la lectura de hoy:

Los descendientes de David, de Salomón, de Judá, de Simeón, de Rubén, de Gad y de Manasés

Dios comparó la pequeña tribu de Simeón que había escogido vivir en la tierra prometida con la tribu de Rubén, una de las más grandes tribus que no se establecieron en la tierra prometida. «Asimismo quinientos hombres de ellos, de los hijos de Simeón, fueron al monte de Seir . . . y destruyeron a los que habían quedado de Amalec, y habitaron allí hasta hoy» (I de Crónicas 4:42-43). Qué gran contraste es este con los poderosos « . . . hijos de Rubén primogénito de Israel . . . que se rebelaron contra el Dios de sus padres, y se prostituyeron siguiendo a los dioses de los pueblos de la tierra, a los cuales Jehová había quitado de delante de ellos; por lo cual el Dios de Israel excitó el espíritu de Pul rey de los asirios . . . el cual transportó a los rubenitas . . . y los llevó (al exilio) a Halah . . . hasta hoy» (5:1,25-26).

Los hijos de Rubén escogieron vivir en los campos fértiles afuera de la tierra prometida al este del río Jordán, pero estaban lejos del tabernáculo, el cual era el único lugar que Dios había establecido para que Su pueblo le adorare (Números 32). Ellos escogieron lo que les daría buenas fortunas materiales en vez de la dirección y la protección espiritual.

La profecía de Jacob sobre Rubén se cumplió. Por la primogenitura, los descendientes del hijo primogénito deberían siempre tener la preeminencia sobre las otras tribus. Pero Jacob había profetizado: «Rubén, tú eres mi primogénito . . . principal en poder. Impetuoso como las aguas, no serás el principal, por cuanto subiste al lecho de tu padre; entonces te envileciste, subiendo a mi estrado» (Génesis 49:3-4). El agua es una buena ilustración, pues, naturalmente, siempre busca el punto más bajo. El agua también es inestable en que puede ser llevada por el viento y que también puede evaporizarse por medio del calor.

Los rubenitas son un buen ejemplo de algunas personas hoy en día que se involucran tanto en las cosas del mundo que no dejan ningún tiempo para servir a Dios o para leer Su Palabra. Estas personas también consideran que el plan de Dios para sus vidas es de menos importancia cuando lo comparan con el deseo de satisfacer sus ambiciones y placeres personales. No necesitamos temer el no tener suficientes talentos, o no tener fuerza suficiente, o no ser lo suficiente bueno. Todo lo que Dios quiere que seamos o hagamos Él es quien lo hace posible. «Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos» (Jeremías 10:23).

Pensamiento para hoy:

Todos los que entregan con confianza todas las áreas de sus vidas a Dios siempre reciben lo mejor de Él.

Lectura opcional: Romanos 15

Versículo de la semana para aprender de memoria: II de Corintios 5:21