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El Camino Bíblico - 12 de Junio


Esther 1

En la lectura de hoy:

La reina Vasti es quitada; Ester llega a ser reina; Mardoqueo le salva la vida al rey; Amán trata de destruir a todos los judíos

Hadasa era el nombre en hebreo de la joven huérfana quien llevaba el nombre persa de Ester (Estrella). Ella fue llevada al palacio del rey junto con otras doncellas para escoger la reina o para ser parte del harén del rey. Ester se encontró en una situación de la cual ella no tenía control. Ella, junto con su primo fiel Mardoqueo, el cual era mayor de edad y había adoptado a Ester, sólo podían confiar en Dios por Su dirección y protección. Para complicar su situación, el hombre que tenía el poder para enforzar los mandatos del rey era el hombre malvado y egoísta Amán (Ester 3:10,15; 6:6-10; 7:9). Amán era un amalecita, un descendiente de Esaú (3:1), quien odiaba a todos los judíos (Deuteronomio 25:17-19). Cuando Mardoqueo se negó a arrodillarse en «reverencia» (Ester 3:2), Amán decidió que iba a usar su autoridad para destruir a Mardoqueo y a todos los judíos en el reino. El plan de Amán se declaró ley con la aprobación del rey inadvertido, y echaron suertes (Pur) para determinar el mejor día para asesinar a todos los judíos (3:7-13). Sin embargo, Mardoqueo y Ester usaron cada medio legal para defender los intereses del pueblo de Dios, aun poniendo en peligro sus propias vidas.

Dios espera de nosotros un buen esfuerzo para resolver los problemas de la salud, del trabajo, y de las finanzas. Sin embargo, nunca debemos dudar que Dios siempre tiene el control mayor para proteger y proveer lo que nosotros no podemos. Dios nunca falta ni comete errores, y nunca pasa por alto a uno de Sus hijos. El verdadero creyente nunca se puede dar por vencido ni caer en los sentimientos de compasión de sí mismo, pero todos podemos mantenernos fieles y siempre buscar al Señor y a Su Palabra por Su dirección y Su fuerza diaria. Como Mardoqueo, no debemos arrodillarnos a los «Amanes» de este mundo quienes tratan de destruir nuestra lealtad a Cristo.

Como Ester, podemos sentirnos sin esperanza atrapados en el lugar en que estamos, anhelando el día que podamos ser libres y hacer lo que quisiésemos. Pero, por medio de la parábola de un hombre, Jesucristo también nos explicó la importancia de hacer todo lo mejor que podamos hoy en día, este hombre que « . . . había recibido dos talentos . . . (Y) dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su Señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor» (Mateo 25:22-23).

Pensamiento para hoy:

Dios sí oye y contesta nuestras oraciones.

Lectura opcional:

Gálatas 1

Versículo de la semana para aprender de memoria: Eclesiastés 5:4