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El Camino Bíblico - 5 de Setiembre

Ezekiel 17

En la lectura de hoy:

La parábola de las dos águilas; el juicio por la mala conducta; las bendiciones por la buena conducta; el dolor por los líderes de Israel

Dios le dio a Ezequiel una parábola: « . . . Una gran águila (Nabucodonosor), de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano» (simbólico de Jerusalén, pues muchas de sus casas fueron hechas de cedros del Líbano), «y tomó el cogollo (el rey) del cedro (el pueblo). Arrancó el principal de sus renuevos y lo llevó a tierra de mercaderes . . . » (Ezequiel 17:1-4).

Esta parábola ilustra la gran extensión del dominio de Nabucodonosor. Las plumas del águila representan el gran número de naciones que fueron conquistadas. La expresión «y tomó el cogollo» representa que el rey de Judá fue quitado (17:12). «Arrancó el principal de sus renuevos», esto simboliza a Joaquín, el rey joven de Judá, que también el rey Nabucodonosor «lo llevó a tierra de mercaderes» (a Babilonia). Finalmente, había « . . . una vid de mucho ramaje, de poca altura» (Sedequías), «y sus ramas miraban al águila . . . » (Nabucodonosor) (17:6).

«Había también otra gran águila» (el rey de Egipto), « . . . y he aquí que esta vid juntó cerca de ella sus raíces . . . » (Sedequías) (17:7). « . . . Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Será prosperada? ¿No arrancará (Nabucodonosor) sus raíces?» (al reino de Judá) (17:9). El propósito de esta profecía tan importante fue para avisarle a Sedequías de que él no debía de traicionar su promesa de sumisión a Nabucodonosor haciendo una alianza con Egipto. «Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque Él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. . . . No dejes que tu boca te haga pecar . . . » (Eclesiastés 5:4-6).

Sin embargo, en el noveno año de su reino, el rey Sedequías hizo un pacto militar con Egipto. Como consecuencia de esto, Nabucodonosor sitió la ciudad de Jerusalén y el pueblo sufrió muchos meses de hambre y enfermedades antes que por fin la ciudad y el templo fueron completamente destruidos.

La invasión de Nabucodonosor sobre Judá podía haber sido prevenida si Sedequías hubiese cumplido con honestidad su promesa. Nosotros también estamos obligados a cumplir las promesas que hacemos en el nombre de Dios, aun cuando se las prometemos a los incrédulos (Josué 9:19-20; II de Samuel 21:1-3; Salmo 15:4). Siempre hay consecuencias cuando no cumplimos con lo que hemos prometido, sea una promesa matrimonial o algún asunto de negocios. «Cuando alguno hiciere voto a Jehová . . . hará conforme a todo lo que salió de su boca» (Números 30:2).

Pensamiento para hoy:

Todos los que aman al Señor guardan Sus mandamientos.

Lectura opcional: Apocalipsis 10

Versículo de la semana para aprender de memoria: Santiago 1:2-3