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El Camino Bíblico - 3 de Octubre


Lea Matthew 7

En la lectura de hoy:

La conclusión del Sermón del Monte; la predicación y los milagros de Jesús; el llamamiento de Mateo

Jesús nos amonesta: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces» (Mateo 7:15). Sin duda, la vida eterna es el don de Dios «no por obras, para que nadie se gloríe» (Efesios 2:9). Pero, también es verdad que «la fe sin obras es muerta» (Santiago 2:20). La enseñanza es falsa cuando ofrece la vida eterna para llegar al cielo sin mencionar la vida del discipulado. Para clarificar la diferencia entre los verdaderos profetas y los falsos profetas, nuestro Señor dijo: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos» (Mateo 7:21). Sin embargo, la evidencia de ser un verdadero creyente es mucho más que hacer grandes obras; es el ser obediente al Señor Jesucristo.

Nuestro Señor nos dejó esta parábola: «Cualquiera, pues, que Me oye estas Palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que Me oye estas Palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina» (7:24-27).

La obediencia tiene un sentido doble: el primero: «Cualquiera, pues, que Me oye estas Palabras», entonces reacciona: «y las hace (estas Palabras)». El sabio y el necio les dan mucho cuidado y labor a sus actividades — el uno está haciendo tesoros en el cielo, pero el otro solamente está cumpliendo metas humanas. Cuando nuestro mayor deseo es agradar a Cristo, Su Palabra será nuestro mando supremo para esta vida, y nos guiará a evitar el lazo de la obstinación, del orgullo, y de la avaricia. Por medio de Su Palabra sola, guiados por el Espíritu Santo, es que podemos estar a cuenta con nuestro Creador.

Es imposible vivir otra vez los años malgastados, pero es posible dejar de edificar sobre la arena que se hunde y empezar a edificar sobre la Roca de la eternidad. «Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará» (I de Corintios 3:11-13).

Pensamiento para hoy:

El tener la mente de Cristo purifica nuestros pensamientos (Filipenses 2:5).

Versículo de la semana para aprender de memoria: Santiago 1:17