Crosswalk.com

El Camino Bíblico - 21 de Enero


Read Exodus 11

En la lectura de hoy:

La muerte de los primogénitos; la Pascua de Jehová; el Éxodo; la columna de nube de día, y de noche la columna de fuego

Con cada juicio milagroso, Dios mostró que los dioses de los egipcios eran falsas deidades, y que Él era el Único Dios Verdadero quien controla toda Su creación. El último juicio fue el de la muerte. Dios le habló a Moisés: « . . . A la medianoche Yo saldré por en medio de Egipto, y morirá todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva . . . » (Éxodo 11:4-5). Sin embargo, Dios amorosamente proveyó un camino para que todos los israelitas, por medio de su obediencia, pudieran salvar a sus primogénitos de la muerte. La sentencia de muerte no caería sobre ellos, sino sobre «el animal . . . sin defecto . . . Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán. . . . Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová» (12:5,7-11).

La palabra hebrea, traducida «expiación», nos da la imagen de cubrir algo, y así quitarlo de la presencia de Dios. Sin embargo, aun cuando una oveja inocente hacía una expiación temporánea, el pecado no era completamente erradicado. Aunque sabemos que habían sacrificios diarios, semanales, y mensuales por los pecados, los israelitas todavía tenían que observar anualmente un día entero para la Pascua de Jehová.

La ofrenda por el pecado, la ofrenda por la transgresión, y el día de la Pascua de Jehová, eran cumplidos regularmente como el supremo acto nacional por los pecados. Sin embargo, estas eran solamente ofrendas sustitutas hasta que Jesucristo viniese, el Único y Verdadero Sacrificio de Dios, quien murió por los pecados del mundo.

Puesto que Dios es Santo, Él no puede tener compañerismo con ningún humano en un estado pecaminoso. Por eso, Dios ha provisto Su Hijo Unigénito e Impecable como el perfecto y completo sustituto para morir por nuestros pecados. «¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a Sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?» (Hebreos 9:14).

Pensamiento para hoy:

La cruz, que terminó la vida terrenal de Jesús, para siempre terminó con el poder de Satanás para controlar al creyente.

Lectura opcional: Mateo 21

Versículo de la semana para aprender de memoria: Salmos 100:4