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El Camino Bíblico - 30 de Enero


Read Exodus 38

En la lectura de hoy:

El altar de bronce del holocausto; el atrio del tabernáculo; las vestiduras del sacerdote

En el monte Sinaí, el tabernáculo fue terminado según las intrucciones que el Señor le había dado a Moisés: «Así fue acabada toda la obra del tabernáculo . . . y todos sus utensilios . . . el arca del testimonio y sus varas, el propiciatorio» (Éxodo 39:32-43). «El arca del testimonio» (25:22; Números 10:33) contenía el pacto entre Dios y Su pueblo Israel. Era una caja (un arca) de madera cubierta de oro, por dentro y por fuera. El arca del testimonio era un ejemplar simbólico (tipo o figura) de Jesús el Mesías, el Hijo de Dios, quien solo puede expiar el pecado. La madera representaba Su naturaleza humana, tal y como lo dijo Isaías: « . . . Subirá cual renuevo delante de Él, y como raíz de tierra seca» (Isaías 53:2). El oro representaba Su naturaleza divina, pues Él es completamente Dios y completamente hombre. El arca fue hecho de la madera del árbol de acacia, que crecía en los desiertos, símbolo del sistema mundial.

La cobertura del arca fue hecha de oro puro y fue llamada «el propiciatorio». Ella cubría la Ley que fue puesta en el arca. Todos los hombres son pecadores, pero Jesucristo, el Perfecto e Impecable Hijo de Dios, se convirtió en nuestro Sumo Sacerdote. Por Su perfecta expiación (propiciación) por nuestros pecados, Él nos proporcionó la misericordia y la salvación de Dios, representadas por «el propiciatorio».

El arca estaba detrás del velo, adentro del lugar santísimo. Sin la Presencia del Señor sobre el arca, todos los servicios del tabernáculo hubiesen sido en vano. Podemos estar seguro que, mientras leemos la Palabra de Dios diariamente en oración y adoramos al Señor, Su presencia, que mora para siempre dentro, nos dará un buen significado a nuestras vidas.

En el día de expiación, el sumo sacerdote rociaba la sangre de un becerro inocente hacia «el propiciatorio» y esparciaba « . . . con su dedo siete veces de aquella sangre» (Levítico 16:14). El número siete es simbólico de la perfecta y completa salvación y perdón de nuestros pecados lo cual es hecho posible por Jesucristo.

La Ley provee «el conocimiento del pecado», pero nunca «el perdón de pecados» (Romanos 3:20; Gálatas 2:16; 3:11). «Pues la Ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo» (Juan 1:17). Jesucristo es el Único «en Quien tenemos redención por Su sangre, el perdón de pecados» (Colosenses 1:14).

Pensamiento para hoy:

A la vez que reconocemos que somos indignos, más vamos a apreciar Su misericordia que nos da la salvación.

Lectura opcional: Marcos 2

Versículo de la semana para aprender de memoria: Salmos 100:5