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Un nuevo linaje de libertad - Primeros15 - 28 de Agosto


Tema de la Semana: Ser Hijo de Dios

Como hijos del Dios Altísimo se nos ha concedido el acceso a un amor incondicional, tangible y perfecto. Todo lo que necesitamos lo tenemos en la relación con nuestro Padre celestial. Él anhela revelarse ante nosotros como un Padre amoroso y real; desea que vivamos en la plenitud de una relación restaurada con él y quiere que experimentemos su vasto e ilimitado amor. Que esta semana crezcamos en nuestra comprensión y experiencia de Dios como nuestro Padre bueno y amoroso al considerar lo que significa ser sus hijos.

Un nuevo linaje de libertad

Pasaje Bíblico:“Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro”. 1 Juan 3:2-3

Devocional:   

Ser un hijo de Dios es haber estado cautivo por las ataduras del pecado e inmerso en una naturaleza contraria a Dios y haber sido llevado a una nueva vida liberada del pecado y llena del Espíritu Santo. 2 Corintios 3:17 dice: “Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y, donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”.  Si eres creyente tienes el Espíritu Santo que mora dentro de ti. En la salvación fuiste lleno de Dios mismo, que anhela producir los increíbles frutos de justicia y libertad en lugar del pecado que te roba la vida abundante que te ofrece el sacrificio de Jesús.

Te han dado un nuevo linaje de libertad. La naturaleza pecaminosa de Adán ya no fluye por tus venas. Has sido limpiado y se te ha dado una nueva naturaleza por la cual puedes vivir liberado de la esclavitud al pecado. Pablo escribe en Romanos 6:6-7: “Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; porque el que muere queda liberado del pecado”.

Para vivir cada día experimentando la nueva libertad que se te ha dado en Cristo, debes dedicar tiempo para que Dios te dé una perspectiva nueva. La libertad fue comprada para nosotros por la sangre de Jesús, pero se experimenta a través de nuestra disposición a permitir que Dios nos transforme y nos sane. Experimentarás la libertad al permitir que Dios te aleje de tus errores pasados y te guíe hacia su perfecta y agradable voluntad. Abre tu corazón a él y dale espacio para que cure las heridas que te llevan al pecado. Renueva tu mente según la nueva naturaleza que te ha sido dada en Cristo, y con humildad depende de él para tu libertad cada hora de cada día.

Eres un hijo de Dios ahora, este mundo ya no es tu hogar. Lo que ves no es más que una mera sombra de la increíble gloria preparada para ti con tu Padre celestial. 1 Pedro 2:9 dice: “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Perteneces a un nuevo pueblo de Dios que tiene la capacidad y la autoridad no solo de vivir libres de pecado sino también de conquistar los terribles actos de nuestro enemigo al proclamar las excelencias de nuestro Padre. Has sido quitado de una vida de simplemente "arreglártelas" para entrar en una búsqueda mayor de ver al reino de Dios reunirse con la tierra y transformar los corazones y las vidas para la gloria eterna de Dios.

Tómate un tiempo en la oración guiada para permitir que Dios te dé una nueva perspectiva de tu nuevo linaje de libertad. Descansa en su amor y apóyate en él para guiarte y curarte. Que hoy experimentes una mayor libertad y victoria como resultado del encuentro con el poderoso amor y la presencia de Jesús.

Guía de Oración:

1. Medita en tu nuevo linaje de libertad. Permite que la Biblia transforme tu perspectiva acerca de quién eres en Cristo. Permite que la palabra de Dios te dé poder para luchar contra las tentaciones que te han atormentado.

“Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; porque el que muere queda liberado del pecado”. Romanos 6:6-7

 “De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús”. Romanos 6:11

“En efecto, habiendo sido liberados del pecado, ahora son ustedes esclavos de la justicia”.Romanos 6:18

“Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud”. Gálatas 5:1

2. Pídele al Señor que te muestre una herida en tu vida que el enemigo usa para llevarte al pecado. ¿Qué dolor del pasado estás tratando de cubrir con el pecado? ¿Qué necesidad no se cumplió? ¿Qué te dijo alguien equivocadamente?

“Restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus heridas”. Salmo 147:3

3. Pídele al Señor que hoy te traiga libertad y sanidad. Pregúntale a Jesús cómo se siente acerca de lo que te haya pasado. Pídele al Espíritu Santo que te guíe al camino de la sanación continua y la libertad para que puedas proclamar las excelencias de tu Padre.

“En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio, mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien”. Tito 2:11-14

A menudo nos entregamos a la tentación debido a una experiencia pasada que estamos tratando de remediar. Aquellos que luchan con orgullo a menudo simplemente intentan obtener la afirmación de que son lo suficientemente buenos. Aquellos que luchan con la lujuria simplemente están tratando de ser amados. Por cada pecado habitual hay una herida que el Señor quiere sanar. Tómate un tiempo para revisar tu corazón en busca de heridas que te impiden una vida abundante. No mediques las heridas con aquello que nunca te curará de verdad. En su lugar, permite que el Espíritu de Dios entre y te guíe hacia el camino de la curación. Tu Padre celestial conoce cada pecado con el que has lidiado y la razón por la que has luchado con él. Él desea guiarte a un estilo de vida de libertad que te ofrece el sacrificio de Jesús. Que puedas vivir por el nuevo linaje de libertad que es tuyo como hijo del Dios Altísimo.

Lectura Complementaria: Romanos 6

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