Dios Sabe...Cuando Mi Vida es una Lucha, Parte 3 - Aventuras en la Historia Sagrada - La Semana del 23 de Mayo

Dios Sabe...Cuando Mi Vida es una Lucha - Parte 3

Cuando Jesús tenía unos treinta años de edad, llegó la noticia a Nazaret de que un profeta estaba en el Río Jordán diciendo a todos que pronto verían al Salvador. Este profeta era Juan el Bautista. El instaba a la gente al arrepentimiento de sus pecados y a dejar de hacer el mal, diciendo, "¡Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado!" Cuando la gente se arrepentía, Juan los bautizaba en el Río Jordán.

Un día, Jesús se acercó a Juan y le pidió que lo bautizara. Cuando Jesús salió del agua, el cielo se abrió y la gente escuchó la voz de Dios decir, "¡Este es mi Hijo amado!" El Espíritu Santo descendió sobre Él en forma de una paloma. Viendo esto, Juan el Bautista se maravilló. Apuntado a Jesus, él dijo, "¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!"

El Diablo Fracasa

Entonces Jesús fue a un lugar del desierto para estar a solas y hablar con su Padre celestial. Pero Satanás lo siguió. Satanás vio que era la oportunidad perfecta para tentar a Jesus. Recuerda que él estaba intentando todo en su poder para hacer que Jesús pecara.

Durante 40 días de oración, Jesús estaba sin comer. Satanás se presentó disfrazado como un ángel del cielo y le sugirió, "Si eres el Hijo de Dios, dile a estas piedras que se conviertan en pan." Pero Jesús no necesitaba comprobar su identidad a Satanás. Él le respondió, "¡Escrito está, 'No sólo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que procede de la boca de Dios.'" Este era un versículo que Jesús había aprendido de las Escrituras (Deuteronomio 8:3).

Satanás confronto a Jesús con dos fuertes tentaciones más. Cada vez, Jesús respondía con la Palabra de Dios, "Escrito está." Después de que Satanás ofreció la tercera tentación, Jesus le dijo, "Fuera de aquí Satanás! Porque escrito está, 'Al Señor tu Dios adorarás y sólo a Él servirás.'" (Mateo 4:10). Satanás tuvo que irse; había fracasado. Jesús había ganado la batalla. Satanás había demandado milagros para probar que Jesús era el Hijo de Dios, pero la firmeza de Jesús en las Escrituras fue una señal más grande.

Lo único en este mundo en que podemos confiar es en la Palabra de Dios. Cuando comprendamos dentro de sus mandamientos, el poder de las promesas de Dios y de su amor, entonces obedeceremos su Palabra y confiaremos en sus promesas. Aun si no sabemos de dónde vendrá nuestro próximo alimento. Aun si nuestra vida está en peligro. Cuando tu vida es una lucha, tómate de la mano de Dios confiando en Su Palabra. Él te dará la victoria.

Donde encontrar la historia: Mateo 3-4, Marcos 1, Lucas 3-4 y Juan 1     

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